› Por Martín Cagliani
Charles Darwin publicó el libro que lo haría famoso, en el que contaba su explicación de cómo evolucionaron todos los seres vivos. Pero Darwin nada dijo en aquel momento sobre la evolución del hombre. Tuvo miedo del escándalo.
Era una época difícil para contrariar a la religión, y sufrió mucho por las discusiones que se desprendieron de su teoría. Por eso fue que tardó doce años en animarse a publicar algo sobre el ser humano. Para ese momento la idea de que el hombre no había permanecido aparte de la evolución ya había conseguido suficiente apoyo científico y social.
En esto ayudaron bastante unos huesos fósiles descubiertos en la cueva de Feldhofer, Alemania, en 1856, tres años antes de que Darwin publicase El origen de las especies.
Esa cueva estaba ubicada en el valle del río Neander, razón por la que al fósil lo llamaron “Hombre de Neanderthal”.
La paleoantropología es la rama de la ciencia que estudia la evolución del hombre y sus antepasados. Esta especialidad nació junto con el descubrimiento de este neandertal, que llegó para poner en entredicho el que el hombre fuese especial, un ser único al que la evolución no podía tocar.
El Hombre de Neanderthal estaba allí, muy diferente a nosotros en el aspecto físico, y tenía tanta antigüedad como para ser llamado pariente y hasta antepasado evolutivo del hombre.
Pero empezaron mal desde el principio. Una reconstrucción errónea de los huesos los equiparó con un mono tonto, razón suficiente para no merecer ser parte de la familia humana.
Los científicos de la época creían que eran demasiado brutos como para tener un comportamiento inteligente.
Le llevó poco más de 150 años a la paleoantropología quitarle al Neandertal el mote de cavernícola bruto, achaparrado y tosco. En el camino, el Hombre de Neanderthal les hizo comprender a los científicos que la humanidad no era diferente, que había evolucionado a partir de seres diferentes. Y que en un momento dado del pasado no hubo un solo representante del género humano sino que hubo dos: nosotros, los Homo sapiens, y nuestros primos, los Homo neanderthalensis.
Una de las incógnitas más grandes de la paleoantropología es saber cómo fue el encuentro y la convivencia entre estas dos especies, ya que sabemos que los neandertales hoy ya no existen, y a la fecha se sabe que los restos fósiles más recientes son de hace unos 35 mil años.
Lo primero que se pensó fue que nosotros, los Homo sapiens, los matamos. Es el típico pensamiento occidental. Una cultura superior llega y desbanca a la inferior. Esto se creyó hasta hace al menos unos veinte años. Los neandertales eran vistos como nuestros primos brutos e inferiores.
¿Pero cómo es posible que hayan vivido unos 200 mil años en Europa y Medio Oriente antes del encuentro si eran tan inferiores?
EL SABOR DEL ENCUENTRO
Hoy en día se sabe que los neandertales y los sapiens tenían una tecnología y un comportamiento similares al momento del encuentro. Ya ningún científico cree en el neandertal bruto que cazaba grandes presas con tecnología ineficiente.
Estudios recientes como los de la cueva Gorham –en Gibraltar– y Bolombor –en Valencia, España– han probado que también cazaban presas menores y mamíferos marinos, e incluso se sabe que comían pescado en la cueva Saint–Césaire, Francia, y vegetales en Shanidar, Irak.
¿Pero qué ocurrió cuando estas dos especies se encontraron, tan diferentes en el aspecto físico, pero no tanto en su adaptación al medio?
La teoría dominante hasta hace algunos años que explicaba este evento se llama Fuera de Africa, y su contraparte no tan aceptada era la Teoría Multirregional.
Ambos eran modelos extremistas que intentaban explicar cómo es que actualmente sólo estamos nosotros, pero 35 mil años atrás había dos especies humanas en Europa.
Fuera de Africa decía que las poblaciones arcaicas, como los neandertales, fueron reemplazados totalmente por los sapiens que se originaron en Africa y luego conquistaron el mundo entero. ¿Cómo? La principal explicación era que los sapiens eran superiores y terminaron aniquilando a las especies anteriores en la competencia por el medio ambiente.
La Teoría Multirregional abogaba por una continuidad de las especies. O sea que creían que nuestra especie, los Homo sapiens, no se había originado en un solo lugar sino que habría evolucionado a partir de todas las especies arcaicas, como los Homo neanderthalensis.
Hoy en día estos dos modelos están intelectualmente muertos. Se han refutado estas teorías tan radicales en base a pruebas paleontológicas.
En los últimos diez años ha habido un consenso en derredor de un modelo que estaría en medio de las dos teorías anteriormente mencionadas: la emergencia de los humanos modernos en Africa con una convivencia y absorción de las poblaciones arcaicas (neandertales) en grados variados.
Hoy sabemos que el Homo sapiens se originó hace unos 200 mil años en Africa; existen pruebas fósiles y también del lado de la genética. Razón por la cual ha quedado totalmente descartada la Teoría Multirregional.
Sigue siendo igualmente una de las ideas más aceptadas la de la conquista total del mundo por parte de los Homo sapiens, si bien con muchas variantes. Hoy en día se basa en los restos arqueológicos, como herramientas líticas, y en la genética, no tanto en huesos fósiles.
La mayoría de los científicos dedicados a la paleoantropología asumen que estos sapiens que conquistaron el mundo eran superiores en genética, tecnología, cultura e intelecto. En el proceso de expansión por el mundo aniquilaron o les ganaron en competición a las especies arcaicas, los neandertales entre ellas.
Pero lo cierto es que todo esto es muy especulativo: no hay pruebas de que haya existido un encuentro entre neandertales y humanos modernos en Europa.
EL ULTIMO NEANDERTAL
Los últimos neandertales se cree que sobrevivieron hasta hace unos 30 a 25 mil años en la Península Ibérica. En el este europeo ya habían desaparecido 42 mil años atrás.
Ahora, los restos fósiles de Homo sapiens más antiguos de Europa tienen 35 mil años de antigüedad, y son del yacimiento de Pestera cu Oase, en Rumania.
Estos fósiles presentan rasgos arcaicos, no son “tan modernos” como los Homo sapiens que poblaron luego al continente europeo y el mundo entero. Por lo que algunos pocos científicos los consideran híbridos de neandertales y humanos modernos.
No está probado, ni mediante restos líticos ni por los fósiles, que los neandertales y los Homo sapiens hayan coexistido en tiempo y espacio en Europa, así que un encuentro entre las dos especies, haya sido violento o con hibridación, es únicamente especulativo.
Ahora, la ola colonizadora que llevó a los Homo sapiens desde su Africa natal hasta las costas de Australia y América, se inició hace unos 50 mil años. Pero antes de eso, unos 130 mil años atrás, nuestros antepasados ya habían salido de Africa para asentarse en Medio Oriente, lugar en el que ya vivían los neandertales desde antes.
Existen pruebas de que allí sí convivieron en el mismo espacio sapiens y neandertales durante unos 50 mil años, o sea, hasta unos 75 mil años atrás, razón de que se crea que esos sapiens de rasgos arcaicos puedan ser híbridos de estas dos especies.
¿Por qué entonces se especula que después de tantos miles de años de convivencia los sapiens se hayan largado en una carrera aniquiladora?
Los estudios más recientes han dado razones para aceptar una explicación diferente. Existe un consenso entre diversos paleoantropólogos en aceptar que los neandertales ya estaban en retroceso por culpa de varios cientos de años de un clima muy cambiante y poco benigno en toda Europa y en Medio Oriente también. Los mismos sapiens tuvieron que repoblar Medio Oriente desde Africa. Y si se dio un encuentro durante ese nuevo repoblamiento, se acepta que los neandertales podrían haber desaparecido porque los sapiens los asimilaron genética y culturalmente. Eran menos, así que fueron absorbidos.