
Los algoritmos adivinan cómo somos o cuánto ganamos solo con analizar nuestra foto
Es una sensación familiar para cualquiera que use redes sociales: el asombro, a veces inquietante, de que una plataforma parezca conocernos mejor que nadie. Un vídeo recomendado que acierta de lleno, un anuncio que responde a una conversación reciente, un recuerdo que aparece en el momento justo… Atribuimos esta aparente magia a los algoritmos que, suponemos, aprenden de nuestras interacciones directas. Sin embargo, esta es solo la capa más superficial de un sistema mucho más complejo.



















