¿Qué es la risa y qué hace en nuestro cerebro?

La risa es una parte importante de aquello que nos hace humanos, es un breve orgasmo, un estado alterado de conciencia y una liberación del dolor y el miedo

SaludEl miércolesGuillermo SammartinoGuillermo Sammartino
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La risa es uno de los fenómenos más universales y, a la vez, más misteriosos de la experiencia humana. Es una explosión sonora de alegría, una respuesta involuntaria que nace en lo más profundo de nuestro ser y se expande como un eco contagioso. En este Día Mundial de la Risa debemos preguntarnos, ¿qué es realmente la risa? ¿Por qué reímos? ¿Qué sucede en nuestro cuerpo y mente cuando lo hacemos? Y quizás lo más sorprendente: ¿somos los únicos seres que ríen?

La risa, más que un simple sonido


Conceptualmente, la risa es una expresión emocional y social, una forma de comunicación que trasciende el lenguaje. No es simplemente un acto fisiológico, sino un fenómeno psicológico y cultural. Los filósofos y científicos han debatido durante siglos sobre su origen y propósito. Para algunos, como Henri Bergson, la risa es un mecanismo social que corrige comportamientos absurdos. Para Sigmund Freud, es una liberación de tensiones reprimidas. En términos modernos, se la considera una herramienta evolutiva que fortalece los vínculos sociales y alivia el estrés.

La risa puede ser genuina, surgida de un estímulo placentero, o fingida, como un acto de cortesía o manipulación. Pero incluso cuando es forzada, el cuerpo puede experimentar algunos de sus beneficios, demostrando que no solo es una respuesta emocional, sino también un reflejo con profundas raíces biológicas.

Fisiológicamente, la risa es un proceso complejo que involucra múltiples sistemas del cuerpo. Comienza con un estímulo—un chiste, una cosquilla, un recuerdo gracioso—que activa regiones cerebrales asociadas al placer y la recompensa. Luego, una ráfaga de señales nerviosas viaja a través del sistema motor, provocando contracciones en el diafragma y los músculos abdominales. La respiración se acelera, las cuerdas vocales vibran y surge ese sonido característico: «ja, ja, ja».

Durante una risotada, el cuerpo libera endorfinas, los analgésicos naturales del cerebro, lo que genera una sensación de euforia. También se reduce la producción de cortisol, la hormona del estrés, y mejora la circulación sanguínea. Curiosamente, reír a carcajadas puede ser un ejercicio leve: activa más de 15 músculos faciales y algunos del torso, lo que explica por qué a veces duele el estómago después de un ataque de risa.

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¿Los animales también ríen?


Durante mucho tiempo se pensó que la risa era exclusiva de los seres humanos, pero estudios recientes han demostrado que otros animales también emiten sonidos similares, especialmente en contextos de juego. Los primates, como los chimpancés y los bonobos, producen vocalizaciones jadeantes cuando se les hace cosquillas o durante interacciones lúdicas. Incluso las ratas emiten chillidos ultrasónicos—inaudibles para el oído humano—cuando juegan o son acariciadas, lo que los científicos interpretan como una forma primitiva de risa.

Estos hallazgos sugieren que la risa podría tener raíces evolutivas profundas, surgiendo como un mecanismo para fortalecer la cohesión social y reducir la agresividad dentro de los grupos. Si los animales «ríen», entonces esta expresión no es solo un producto de la cultura humana, sino un legado biológico compartido con otras especies.

El cerebro y la risa 
Neurológicamente, la risa es un rompecabezas fascinante. Cuando algo nos hace gracia, la información viaja primero a la corteza prefrontal, donde se procesa el contexto y el significado del estímulo. Si el cerebro lo interpreta como divertido, se activa el sistema límbico, responsable de las emociones, y el núcleo accumbens, relacionado con la recompensa y el placer.

Curiosamente, la risa genuina no puede ser controlada por completo. Esto se debe a que involucra áreas primitivas del cerebro, como la amígdala y el hipotálamo, que operan de manera automática. Incluso hay casos documentados de personas con lesiones cerebrales que pierden la capacidad de entender chistes, pero aún ríen ante estímulos físicos como las cosquillas, demostrando que hay múltiples vías neurológicas para la risa.

La risa tiene un efecto sobre el cerebro, ya que activan circuitos de recompensa y liberación de neurotransmisores asociados al placer. En ambos casos, se produce una fuerte liberación de endorfinas, los analgésicos naturales del cuerpo, que generan euforia y bienestar. Además, tanto la risa como el orgasmo reducen los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y aumentan la producción de dopamina y serotonina, lo que explica por qué después de reír a carcajadas o de tener un orgasmo las personas experimentan una sensación de relajación profunda y felicidad.

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Risa, cuerpo y mente: cómo la risa moldea nuestra psicología y nuestra salud


Psicológicamente, la risa es una herramienta poderosa. Actúa como un amortiguador contra el estrés y la ansiedad, ayudando a las personas a enfrentar situaciones difíciles con mayor resiliencia. En terapia, se utiliza la risoterapia para mejorar el estado de ánimo de pacientes con depresión o dolor crónico. Reír en grupo, además, refuerza los lazos sociales, creando un sentido de pertenencia y confianza.

También tiene un efecto catártico: permite liberar emociones reprimidas, desde la ira hasta el miedo, transformándolas en algo más manejable. Por eso, después de un buen ataque de risa, muchas personas sienten una especie de alivio, como si hubieran descargado un peso emocional.

Los efectos de la risa sobre la salud son asombrosos. Estudios médicos han demostrado que reír frecuentemente fortalece el sistema inmunológico, aumenta la producción de anticuerpos y reduce la inflamación. También mejora la función cardiovascular, ya que al reír, los vasos sanguíneos se dilatan, favoreciendo una mejor circulación.

Además, la risa actúa como un analgésico natural. Se ha observado que pacientes que ven comedias antes de una cirugía requieren menos medicación para el dolor postoperatorio. Incluso en enfermedades crónicas, el humor puede ser un aliado, no como cura, pero sí como paliativo que mejora la calidad de vida.

La risa es mucho más que un simple reflejo: es un puente entre lo físico y lo emocional, entre lo individual y lo colectivo. Nos conecta con nuestros semejantes—humanos y animales—y nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, hay espacio para la alegría. Desde los circuitos neuronales hasta sus ecos en una conversación entre amigos, la risa es, en esencia, un recordatorio de que estamos vivos.

Y tal vez, en un mundo cada vez más complejo, esa sea su mayor virtud: la capacidad de simplificar, aunque sea por un instante, la existencia en un estallido de sonido puro y compartido.

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