El paracetamol, conocido por el nombre comercial Tylenol en EE. UU., se utiliza comúnmente para aliviar dolores, como el dolor de espalda y de cabeza, y para reducir la fiebre durante el embarazo.
Este fármaco está clasificado como un medicamento de categoría A por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Esto significa que muchas mujeres embarazadas y en edad fértil lo han utilizado durante mucho tiempo sin que se haya producido un aumento de los defectos congénitos ni efectos nocivos para el feto.
Y es que es importante tratar la fiebre durante el embarazo. La temperatura corporal alta no tratada al principio de la gestación está relacionada con abortos espontáneos, defectos del tubo neural, labio leporino y paladar hendido, y defectos cardíacos. Las infecciones durante el embarazo también se han relacionado con un mayor riesgo de autismo.
¿Cómo ha evolucionado la investigación en los últimos años?
En 2021, un panel internacional de expertos analizó las pruebas de estudios en humanos y animales sobre el uso del paracetamol durante el embarazo. Su declaración de consenso advirtió de que puede alterar el desarrollo fetal, con efectos negativos para la salud del niño.
Más recientemente, el mes pasado, un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard examinó la asociación entre el paracetamol y los trastornos del desarrollo neurológico, incluidos el autismo y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), en las investigaciones existentes.
Identificaron 46 estudios y encontraron que 27 de ellos informaban de una relación entre el consumo del medicamento durante la gestación y los trastornos del desarrollo neurológico en los hijos, mientras que nueve no mostraban ninguna relación significativa y cuatro indicaban que se asociaba con un menor riesgo.
El trabajo más destacado de su revisión, debido a su sofisticado análisis estadístico, abarcó a casi 2,5 millones de niños nacidos en Suecia entre 1995 y 2019, y se publicó en 2024.
Los autores descubrieron que existía un riesgo ligeramente mayor de autismo y TDAH asociado al uso de paracetamol durante el embarazo. Sin embargo, cuando los investigadores analizaron pares de hermanos completos emparejados, para tener en cuenta las influencias genéticas y ambientales que compartían, no encontraron pruebas de un mayor riesgo de autismo, TDAH o discapacidad intelectual asociado al consumo del fármaco en cuestión.
Los hermanos de niños autistas tienen un 20 % de probabilidades de ser también autistas. Así mismo, los factores ambientales dentro del hogar pueden incrementar el riesgo. Para tener en cuenta estas influencias, los investigadores compararon los resultados de hermanos en los que uno de los niños había estado expuesto al paracetamol en el útero y el otro no, o cuando los hermanos tenían diferentes niveles de exposición.
Los autores del trabajo de 2024 concluyeron que las asociaciones encontradas en otros estudios pueden atribuirse a factores “confusos”: influencias que pueden distorsionar los resultados de la investigación.
Además, otra revisión publicada en febrero examinó los puntos fuertes y las limitaciones de la bibliografía publicada sobre el efecto del uso del paracetamol durante el embarazo en el riesgo de que el niño desarrollara TDAH y autismo. Los autores señalaron que la mayoría de los estudios eran difíciles de interpretar porque tenían sesgos, incluso en la selección de los participantes, y no tenían en cuenta los factores de confusión.
Cuando se tuvieron en cuenta los factores de confusión entre hermanos, se observó que cualquier asociación se debilitaba sustancialmente. Esto sugiere que los factores genéticos y ambientales compartidos pueden haber causado sesgos en las observaciones originales.
Determinar qué causa o aumenta el riesgo de autismo
Un aspecto clave a tener en cuenta al evaluar el riesgo del paracetamol y cualquier relación con los trastornos del desarrollo neurológico es cómo tener en cuenta de la mejor manera posible muchos otros factores potencialmente relevantes.
Aún no conocemos todas las causas del autismo, pero se han implicado varios factores genéticos y no genéticos: el uso de medicamentos por parte de la madre, enfermedades, índice de masa corporal, consumo de alcohol, tabaquismo, complicaciones durante el embarazo (como preeclampsia y restricción del crecimiento fetal), la edad de la madre y el padre, si el niño es el mayor o el menor de los hermanos, el llamado test de Apgar del recién nacido para determinar su estado de salud, la lactancia materna, la genética, el estatus socioeconómico y las características sociales.
Es especialmente difícil medir las tres últimas características, por lo que a menudo no se tienen debidamente en cuenta en los estudios.
En otras ocasiones, puede que lo importante no sea el uso del paracetamol, sino la enfermedad subyacente o la razón por la que se toma el medicamento, como la fiebre asociada a una infección, lo que influye en el desarrollo del niño.
Estoy embarazada, ¿qué significa esto para mí?
No hay pruebas claras de que el paracetamol tenga efectos nocivos para el feto. Sin embargo, al igual que con cualquier medicamento que se tome durante el embarazo, debe utilizarse en la dosis mínima eficaz y durante el menor tiempo posible.
Si está embarazada y tiene fiebre, es importante tratarla, incluso con paracetamol.
Si la dosis recomendada no controla sus síntomas o siente dolor, póngase en contacto con su médico, comadrona o hospital materno para obtener más asesoramiento médico.
Y, por último, recuerde que las recomendaciones para tomar ibuprofeno y otros antiinflamatorios no esteroideos (AINE) durante el embarazo son diferentes. El ibuprofeno no debe administrarse durante el embarazo.
Nicholas Wood, Professor, The Children's Hospital at Westmead Clinical School, University of Sydney y Debra Kennedy, Conjoint Associate Professor, School of Women's and Children's Health, UNSW Sydney
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.